16 octubre 2008

El Mirage. Aqui, un espejismo.

Hace poco tiempo, me plantee la posibilidad de volver a comprarme una moto de campo.
Incluso, mire muchas en Internet, de segunda mano y con algún que otro año a la espalda, por que no me gustan demasiado los modelos actuales, y buscaba algo que me transportara de nuevo a mis tiempos campestres. Bultaco, Ossa, Puch, Montesa. Muchas puedes encontrar por la red, pero hay que joderse a que precios.
Cuando ya tenía mas o menos decidido que regresaba al campo, es cuando me entero como está el tema de normativa para hacer unos kilómetros por caminos y sendas forestales.
Jodio, esa es la palabra.
Para los que conozcan la sierra de Guadarrama, en Madrid, y montaran en moto por allí en los 70’s y 80’s, recordaran que quitando lo vallado por particulares, no había limites. O casi.
Yo salía de Becerril de la Sierra por la parte del cementerio, subía por las pistas a la presa de arena que había sobre Cerceda. De allí podías bajar por caminos entre bosque de pinos hasta la Barranca, tocar el asfalto para cruzar la carretera del puerto de Navacerrada, bajando por la presa hasta Cercedilla. Desde allí coger los caminos de Campamentos y subir el puerto de Navacerrada sin tocar de nuevo el asfalto. Subir Guarramillas hasta Cabeza de Hierro, eso ya era para campeones, pero se podia. La moto podía llegar a cualquier sitio.
Ahora, parece ser que nos hemos dado cuenta que la moto en el campo, en el monte, hace mucho trastorno. Deteriora el terreno, erosionándolo, dejando una marca que hace que el ecosistema se deteriore y resulte perjudicial para el medio ambiente. Todo esto, independientemente de que junto al bosque, tengamos una fabrica de cerámica, que además utiliza sus hornos como incineradores de residuos, y emite a la atmosfera una cantidad de mierda que tira de espaldas. Y que dicho bosque, sigue en retroceso, aunque por allí no pase una sola moto desde hace mas de 15 años.
Pero a lo que vamos. Desde hace ya bastante tiempo, no está permitido montar en moto de campo por el campo.
No he descubierto nada nuevo, seguro que todos lo sabéis.
No puedo explicarme como seguimos teniendo buenos pilotos de cross, campeones mundiales de trial y enduro, y grandes luchadores en las carreras de raid. Pero ahí está el tema. Moto de campo, no gracias.

Pues resulta que en otros sitio, y me jode que sea en USA, pero como muchas veces pasa, van por delante no solo 10 o 20 años, sino 50 y 60 también, existen lo que allí llaman zonas recreativas para vehículos off-road.
Y un claro ejemplo de ello es El Mirage.
El Mirage es una zona semi-desértica, al norte del Mojave y junto a la localidad de San Bernardino, muy cerca de Los Ángeles.
Además de ser un parque natural, nacional en el caso de los USA, existe en su interior un área para la circulación de vehículos off-road. Y no es un invento nuevo. Esto viene de los años 40 del pasado siglo.
Esta dividido en cuatro zonas. El desierto propiamente dicho, llamado Twin Hills. Shadow Mountains, junto a las colinas que delimitan la zona. La cuenca del Mirage, que es el lecho del rió, normalmente seco. Y el lago seco de El Mirage.
En estas cuatro zonas, y siguiendo unas reglas de obligado cumplimiento, se puede practicar todo tipo de especialidad off-road a motor que podamos imaginar.
Hay habilitados circuitos de cross, zonas de dunas, campo puro y duro, zonas rocosas. Todo lo imaginable, seguro que lo encontramos allí.
Pero lo que mas llama la atención es el lago seco.
Todos hemos oído en alguna ocasión hablar de Bonneville. El lago salado, sus récords, su historia, velocidad pura y dura, el Blue Bird, Burt Munro o miles de historias mas.
Pues resulta que El Mirage, lago seco de fondo arcilloso, no salino, es otro rincón del mundo donde también se hace historia. Tal vez no con tantos medios. Mas de preparaciones artesanales, de pequeños constructores y modificadores californianos, pero donde casi a diario alguien se pone un casco y pone su loco cacharro al máximo de sus posibilidades.

Emociones aparte.
Resulta que en un país, con una gran tradición motera, como es el nuestro, y además con una gran tradición de campo y grandes éxitos, nunca hemos tenido y por supuesto tampoco nos hemos planteado, tener una reserva donde dar gusto al acelerador sobre la arena. Y no creo que hicieran falta cientos de estos sitios. Somos muchos los que nos cruzamos medio país para pasar un día en un circuito de velocidad. No hay plazas, están todos y todo el año llenos. Con una decena de ellos, bien preparados y repartidos, seguro que cubríamos muchas “necesidades”.
Pero claro, si hay problemas para dar terreno al Ejercito para que practique, imagínate a un grupo de moteros para que se desfogue.
El Mirage, bonito nombre. Bonito sitio. Soñaré con el.

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